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A es y no es B

Es que no me pasan, los presocráticos. Tuve una fascinación extraña al leerlos, aunque la edición sea una de las burradas que saca Oxford University Press en la tradición de cualquiertemafundamental for dummies: Presocratic Philosophy A very Short Introduction. (Fue lo único que pude encontrar en mi biblioteca local; biblioteca ésta, hecha para probar programas pilotos para señores incontinentes de la tercera edad es decir, con una notable colección de noveletas y libros de historia de la segunda guerra mundial). En fin, lo rescatable de la edición es que recoge algunos fragmentos de cada autor (y luego te atiborra de comentario que...)

Al final me quedo con Empédocles y Heráclito y algo de los sofistas (algo de su cinismo; ni modo). Quizás lo fascinante es la holgura con que se aborda el mundo teleológicamente. En algún sentido los muchachos estos la tenían más fácil: los caminos no estaban trazados, la humanidad no había recorrido dos mil quinientos años por las rutas de la lógica y la ignominia. Aún era posible imaginar que A es y no es B. Y no es que este (este que hemos recorrido) camino sea eminentemente macabro (aunque lo sea), pero no puedo dejar de pensar que somos sólo muecas de lo humano, pobres remedos de algo truncando y escindido en su raíz. No es un llamado a la insurreción contra la lógica y sus secuaces temidos; pero...y si en ese mundo yo es yo pero también es flor o lombriz o paramecium o alcantarilla de aguas negras...¡qué posibilidades! (especialmente esta última, claro...)

Hoy en día, en cuanto se quiera abordar al mundo con alguna pretensión de teleología, con algún cuestionamiento chistoso o serio a su episteme, en seguida te caen los ejércitos que cuidan el Universo del desmoronamiento: la física la matemática la sociología el marketing la CIA y hasta el panadero

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