habría que ver con eso de las diez mujeres desnudas

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Carta del Suicida

Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
Por que ella sale y entra como una bala loca,
Y abre mis parietales y nunca cicatriza,
Así sople el verano o el invierno,
Así viva feliz sentado sobre el triunfo
Y el estomago lleno, como un cóndor saciado,
Así padezca el látigo del hambre,
así me acueste
O me levante, y me hunda de cabeza en el día
Como una piedra bajo la corriente cambiante.

Así toque mi cítara para engañarme, así
Se habrá una puerta y entren diez mujeres desnudas,
Marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
Unas sobre otras hasta consumirse.

Juro que ella perdura porque ella sale y entra
Como una bala loca,
Me sigue a donde voy y me sirve de hada.

Gonzalo Rojas

La sacrosanta unión entre el varón y la hembra

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Iglesia presenta hoy firmas para defender el matrimonio heterosexual

Pero, vamos, hay que ponernos moralmente serios, entonces. Acatar todas las disposiciones de la ley hebraica. Debo dejar de masturbarme, no sea que el derramamiento de mi semilla sea mal visto en las altas órdenes celestiales.

Entonces Judá dijo a Onán: Entra á la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y suscita simiente á tu hermano.

Y sabiendo Onán que la simiente no había de ser suya, sucedía que cuando entraba a la mujer de su hermano vertía en tierra, por no dar simiente a su hermano.

Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y también quitó a él la vida.

Génesis 38, 8-10

No sé muy bien, en cambio, cuál es la postura divina con respecto a derramar la semilla sobre el látex, o derramarla sobre el muslo. ¿Alguien me puede guiar por el camino correcto?

También tengo un vecino que insiste en trabajar en el Sábado. El Éxodo 35:2, establece que merece la pena de muerte. ¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo?

Por si fuera poco, he considerado conseguirme un par de esclavos. Levítico, 25:44, establece que puedo poseer esclavos, en tanto que no sean del pueblo hebreo, sino de naciones vecinas. A este respecto me gustaría que la Asamblea se pronunciase con la mayor celeridad posible, siendo que no entiendo si mis esclavos deben ser hondureños o guatemaltecos.

Redención

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Porque, pues, es claramente una afrenta gravísima para todo aquel que se considere mínimamente humano que en esta red presuntamente omni-sapiente pueda uno encontrar caballos en fornicación incestuosa con sapos -o cualquier otra imagen digna de un surrealismo plus-maldororiano- pero no el siguiente texto de Dalton:

Historia de un Amor (Documentos)

1- Los Orígenes

Nos conocimos en San Jacobo, una tarde de octubre. UN organista inglés, Simon Preston, para ser exactos, terminaba de tocar una obertura para coral de Bach ("Kommheiliger Geist"). La muchacha estaba justo delante de mí, era alta y rubia, de carnes duras. Como culminación de unas de las tantas olas sordas que se producían en aquel apretujamiento humano, mis labios vinieron a chocar brutalmente contra su nuca desnuda (usaba aquel día ese peinado alto que no le queda de lo mejor). Volvió el rostro, mostrándome la mayor cantidad de furia por milímetro cuadrado que es dable encontrar en dos ojos azul turquesa. Supongo que mi terror fue tan evidente y de una calidad tan eisensteiniana, como que fue capaz de colocar un trocito de leche y miel (es decir, un caramelo metafísico) en la pequeña boca de aquella indignación tan súbita, pues, de inmediato, el rostro de la muchacha se transfiguró, diluyéndose en la más estimulante expresión de piedad-simpatía que yo hubiese visto jamás. Entonces, temblando un poco (en forma que me permito recomendar a todos los que en el futuro se hallen en semejante trance), la besé respetuosamente en una mejilla y luego, final y triunfalmente, en la boca. Para entonces el organista ponía en fuga, en muy glorioso desorden para milicias de tanta fama, a los subpoderes masivos del Reino celestial: nos arrojaba desde la altura de la Fantasía y Fuga sobre el tema "Ad nos, ad salutarem undam", de Lizst, como noticia de libertad al foso de los condenados a muerte. Sin embargo, un ciego que estaba junto a nosotros nos buscó los cuerpos y nos dio palmaditas, asintiendo con señorío y dulzura, en las espaldas: había escuchado además el minúsculo ruido de nuestros labios al separarse. Una gorda vieja judía, por el contrario, aprovechó mi arrobamiento para hundirme el codo peligrosamente cerca del hígado. Alguien por ahí olía excesivamente a ajo rancio. María (entonces yo no sabía que se llamaba María) se apretó contra mi cuerpo, puso su rostro sobre mi pecho y cerró los ojos. Así escuchamos el Studio Sinfónico, de Bossi. Aquella misma noche nos casamos, luego de lograr, usando todas mis influencias con el Partido, la dispensa de trámites previos. Pero ella durmió todavía esa noche en casa de sus padres, que se mostraron perplejos con las noticias. Yo escribí un poema, poblado de aleluyas, hosannas, etc...


II-Escrito en una servilleta

Alzo mi copa, camaradas,
y ante todo pido que me perdonéis
por atravesar sin permiso y sin compostura
las puertas de la emoción:
nuestro hermano de tan lejano país,
nuestra hija de las entrañas, niña de nuestros ojos
fundan su noble casa sobre una firme piedra.
Hijos del pueblo, comunistas los dos,
han escuchado
la fulminante voz del corazón.
La alegría es también revolucionaria, camaradas,
como el trabajo y la paz.
Bodas de flores rojas,
!hurra por ellos!
¡Mucho amor uno al otro!
Siempre fieles y mutamente apoyados
nos darán hijos hermosos
(ya esto dicho con el perdón)
que lucirán muy bien los primeros de Mayo.
Y es que a partir de ahora
cada uno es un camarada
multiplicado por dos.
Esto es como si dijéramos
el lado práctico del romance.
Comamos y bebamos, camaradas.


III-Reflexión ante el espejo

Extranjero:
Has hecho correr en demasía el corazón,
no lo has aligerado de la carga de tus costumbres.

Ella no era, lo que se dice, una virgen,
pero podrás jurar que no ha tenido trotes excesivos;
no obstante,
anota frente a tus ojos fuertemente
esta sentencia:
en la primera borrachera
no deberás gritarle
que tus dudas la coronan
como reina de las putas.

Recuérdalo bien:
la quieres mucho.


IV- El paso de los años.

ELLA (un martes)

La melancolía no te sirve ya para nada:
sólo para escupir soobre el cesto de papeles,
lamentar el final de tu amada botella de ginebra
y decidirte a no ir más a ese sucio cine de Holesovice
donde te espera Zdena con la nariz helada como un perro.
Ahora te levantas tardísimo
y en el espejo tu lengua luce blanca y amarga,
tampoco esas rotundas marchas hitlerianas
sirven para azuzarte más el corazón matutino.
Es propio de una juventud como la tuya,
demasiado larga, quiero decir.
Ni el olvido es la tormenta que imaginaste:
tan sólo un tenue velo de color amarillo
cayendo por su propio peso en el acuario de las orquídeas.
Tendrás una madurez común,
disputarás con tus hijos la lonja más gorda del steak familia
y para poner sabor dramático a tu vida
bastarán cierto sábados con Beethoven y Bach.
Esa es la gloria bíblica.
Cada quinientos años nace un hombre que escape a esta ley.
Lo demás es cuestión de tu orgullo, espejismos.

YO:

Notable esfuerzo para acusarme
de tener citas con Zdena.
La estupidez y la falta de sueño
son las únicas causas de la vejez.
Con mi (lo acepto) irritante brillantez
y con saltar de la cama a las doce del día
píenso seguir siendo un muchacho por treinta años más.
Luego me derrumbaré (por respecto a mis hijos)
y mi epitafio será falso y piadoso:
"Entre los 26 y 27 años,
etapa que se prolongó durante casi toda su vida,
fue el hombre más inteligente del mundo.
Después, se casó"

ELLA (un jueves):

¿El socialismo? No esta mal:
aún los pobres más pobres
tenemos tostadores de pan,
televisores, medias francesas,
buenos zapatos, mejor olla,
ropas de moda recién pasada en París,
vacaciones pagadas, refrigeradora,
sueños muy serios con un auto pequeño
para la próxima primavera,
viajes nada ridículos
a la oficina de Turismo Extranjero.
Lo único malo es que todo ello es mejor
en Alemania Occidental.
¿Acaso no conoces los trinchadores eléctricos,
los chiclets de LSD,
el vino en polvo,
los preservativos con diseños Op?
Como poeta proletario
tienes derecho al ridículo,
pero no exijas
a quien con tanto amor se te desnuda
vivir de grandes tragos de moral
servida en vasos de Economía Política...

YO:

¿Sabes que podría pedir el divorcio
-brillante idea-
por incompatibilidad ideológica?

ELLA:

No tengas miedo de las palabras.
Di: por crueldad mental.
Comprendo que abuso de la realidad
frente a una mentalidad como la tuya
que sólo cree en la pasión.

YO:

Un día te arrastraré hasta mi país,
el cosmos cómico,
el microcosmos anacrónico,
donde aún se dan puntapiés bajo la mesa
Caín y Abel.
Esa será mi larga venganza,
el capítulo final de esta guerra amorosa:
tus orgullosas tetas checoslovacas
marchitándose entre los implacables volcanes.
Claro
que para ello habría que hacer antes una revolución,
y yo, vamos, quiero decir, mi médico...

Nombres

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(Amores daltónicos ii)

Ya sé cómo le voy a decir, me dijo la bióloga de la primera entrega de "amores daltónicos". Le llamaré aura.

El incidente estuvo lejos de indignarme.
Pero, les advierto, caros lectores: sólo viniendo de una ornitóloga puede uno celebrar ser llamado "zope".

Experiencia

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¿Dónde has estado y qué has aprendido que todo rastro de malicia ha huido de ti? ¿Puede la inocencia ser el fruto de la experiencia? Un día, cuando me recuerdes, háblame.

Carlos Fuentes, Terra Nostra

Amores Daltónicos

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Ella me dijo, sin más ni más: Quiero decirle que usted ha sido mi amor platónico desde la primera vez que lo vi. Fue en año 2001.

Nunca me gustó el griego sotanudo ese, menos para los amores.

No supe más que responderle:
Sinceramente, es una pena, siendo que prefiero los amores daltónicos.

[Me refiero, predeciblemente, a la variable roqueana de lo daltónico, no a los amores que no distinguen colores. Aunque, puesto a elegir entre un amor platónico y un amor incapaz de detenerse en los semáforos, elijo este último.]

Leunig o Evolución Divergente de los Caricaturistas

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("...they've got bows and arrows of mass destruction...")


("...one day son, all of this will be yours...")





Convergencia evolutiva (o biología de los caricaturistas): Dos animales que ocupan un nicho semejante en distintos lugares tienden a la evolución convergente, al menos eso dice la biología. De ahí el surgimiento de alas en murciélagos y pájaros, de ahí que un supervisor sea igualmente despreciable en Malawi como en el Japón, en Palestina como en Lourdes, Colón.
Falta corregir los libros y hacer la salvedad con los caricaturistas.

***
Evidentemente este puede ser un caso de radiación adaptativa, pero ello me frustra la entrada.

La muerte no respeta ni a los humoristas de buena ley
para ella todos los chistes son malos
Nicanor Parra

Delayed Delivery

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el amor de tu vida te llegará en el momento adecuado
(cita encontrada, comúnmente, por ahí)

Ehr, qué sencillo suena. A pesar de todos nuestros más caros impulsos hacia un realismo de bordes ásperos, somos siempre presa fácil de cuentos de hadas.* La autosugestión es un arma potente, cuándo no, pero la realidad suele ser poco susceptible a ella:
Nadie "llegará".
Aunque sigamos con nuestros aires más bien jactanciosos de creer que el Universo nos tiene un amor de la vida en lista de espera, atrasado por algún inconveniente logístico desde su lejano despacho nebuloso, nadie llegará. O quizás sí, después de todo, nada me extrañaría. Sólo recomendaría a los cautos y crédulos tomar asiento: es temporada alta de amores de la vida, y su entrega puede demorar más de lo usual.

Cuánto más sabias -esta vez- resultan las palabras del Neruda de Estravagario:
En mi país los enterradores/me contestaron, entre copas:/—«Búscate una moza robusta,/y déjate de tonterías».

Nunca vi gentes tan alegres.

Cantaban levantando el vino/por la salud y por la muerte./Eran grandes fornicadores.



*Aparte que, bien visto, es un pésimo cuento, repleto de hadas mórbidamente obesas y obligaciones fiscales igualmente mórbidas.

[Por supuesto, creo en el amor (lo que sea que ello fuere).
Pero no en un amor del destino, sino en un amor a pesar del destino.]

El Mñe: Leitmotiv en la temprana poesía bukowskiana (tema para un ensayo)

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están bombardeando iglesias, eso está bien,
los niños montan ponys en los parques, eso está bien,
las bibliotecas están llenas de miles de libros sabios,
hay música grandiosa encerrada dentro de la radio
y yo tengo sueño por la tarde,
tengo una tumba dentro de mí diciendo,
Mñe, deja que lo hagan los demás, déjales que ganen,
déjame dormir

Charles Bukowski, 3 horas 16 minutos y 30 segundos